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Diseño Universal

Tradicionalmente se ha empleado el término minusvalía o discapacidad para referirse a la existencia de deficiencias individuales e intrínsecas al individuo que limitan la posibilidad de actuar y de participar de las personas.

Debemos cambiar esta concepción y darnos cuenta de que en realidad, la diversidad funcional tiene lugar en la medida en que la sociedad no está diseñada para aceptar la diversidad de sus individuos y por lo tanto los discrimina impidiéndoles el acceso a la plena participación social en igualdad de oportunidades. De esta manera, la responsabilidad deja de ser del individuo y se traslada a la sociedad.

A la hora de diseñar entornos accesibles hemos de tener mucho cuidado en no crear un segundo entorno paralelo para las personas con discapacidad, ya que de esta manera estamos actuando de manera discriminatoria y, a veces, excluyente.

Resulta mucho mejor construir entornos y crear servicios que puedan responder a la diversidad funcional; esta es la idea fundamental de lo que se ha venido a llamar Diseño Universal o Diseño para todos.

Sin embargo, es cierto que no siempre es posible llegar a una solución de este tipo, debido a que existen discapacidades muy graves y entornos muy complicados, que no siempre se pueden resolver sin recurrir a diseños específicos o a lo que conocemos como ayudas técnicas.

Fue hacia finales de los ochenta, cuando Ron L. Mace, un arquitecto americano usuario de silla de ruedas, comenzó a desarrollar la idea del Universal Design. Resumiendo sus ideas, podemos decir que el Diseño Universal intenta conseguir productos y entornos que sean utilizables por todas las personas sin tener que recurrir a las adaptaciones o a diseños especializados, y, que a la vez, no suponga una inversión extra elevada. El diseño universal intenta favorecer a todas las personas sin tener en cuenta su edad o su grado de habilidad, tanto física como intelectual.

Principios del diseño universal

A continuación citamos los principios del diseño universal. Estos principios son aplicables no sólo a la arquitectura o el urbanismo, sino a cualquier entorno, edificio, producto o servicio que se vaya a diseñar, por ello utilizaremos de manera genérica el termino producto, para intentar englobar todas las posibilidades.

PRINCIPIO UNO: Uso Equitativo. El diseño es útil y adecuado a personas con diversas capacidades.

  • Debemos proporcionar los mismos modos de uso para todos los usuarios: idéntico siempre que sea posible; equivalente cuando no.
  • Evitar el segregar o estigmatizar a cualquier usuario.
  • Los elementos de privacidad, seguridad y protección deben estar igualmente disponibles para todos los usuarios.
  • El diseño ha de ser atractivo a todos los usuarios

Resulta frecuente, incluso en edificios de nueva planta, la creación de dos realidades paralelas, una para los usuarios “más válidos” y otra para los “menos válidos”. Un caso muy habitual son los accesos a los edificios, con una escalinata como acceso principal y una rampa con un carácter más secundario, obligando a los usuarios con discapacidad a usar esta entrada diferente y “de menos categoría”.

Otro caso frecuente es la concentración de las plazas para usuarios discapacitados en auditorios y otros recintos públicos, creando una especie de “ghetto” en vez de dispersar e integrar estas plazas en el aforo.

PRINCIPIO DOS: Flexibilidad en el Uso. El diseño debe incorporar un amplio rango de preferencias y capacidades individuales.

  • Tiene que ser flexible y adaptarse, con el tiempo, a las necesidades específicas de las personas, también al uso de accesorios. Hemos de olvidarnos del usuario “tipo” y empezar a pensar en la diversidad de usuarios.
  • Debemos proporcionar distintas opciones en los métodos de uso.
  • Tener presente a diestros y zurdos, y a toda la diversidad funcional.
  • Facilitar la exactitud y la precisión al usuario. No emplear sistemas y productos que precisen de una alta precisión o control manual.
  • Adaptarse al ritmo y paso del usuario, y a los distintos tiempos de reacción.

Ejemplos de no aplicación de este segundo principio los encontramos en muchos objetos de uso cotidiano diseñados específicamente para diestros.

PRINCIPIO TRES: Uso Simple e Intuitivo. El uso del producto o entorno debe ser de fácil comprensión, sin importar la experiencia del usuario, el nivel de conocimientos, la habilidad en el lenguaje, o el nivel de concentración al momento del uso.

  • El producto debe adaptarse a las capacidades de interacción de las personas usuarias, teniendo en cuenta su fuerza, su destreza, su formación, su edad, su entorno cultural,… su diversidad.
  • El producto debe ser sencillo, hay que reducir al máximo los elementos, las operaciones inútiles y los esfuerzos. El diseño y la estética no justifican las complicaciones. El diseño ha de permitir una rápida e inequívoca percepción de qué es y cómo debe utilizarse.
  • Eliminar complejidades innecesarias.
  • Ser consciente de las expectativas y la intuición del usuario.
  • Tener en cuenta los diversos grados de comprensión y habilidad en el lenguaje.
  • Ordenar la información de acuerdo con su importancia.
  • Ha de proporcionar avisos eficaces y métodos de respuesta durante y tras la finalización de la tarea.

Un ejemplo de buena práctica puede ser un manual de instrucciones de un producto de IKEA, basado en imágenes y no en textos.

PRINCIPIO CUATRO: Información Perceptible. El diseño debe comunicar la información necesaria con eficacia al usuario, sin importar las condiciones ambientales o las capacidades sensoriales del usuario.

  • Usar diferentes modos (visual, auditivos, táctil) para una presentación redundante de la información esencial.
  • Proveer un adecuado contraste entre la información esencial y la adicional.
  • Maximizar la legibilidad de la información esencial.
  • Diferenciar los elementos de forma que puedan ser descritos fácilmente, y así sea más fácil poder dar instrucciones o direcciones sobre ellos.
  • Proveer compatibilidad con la variedad de técnicas o dispositivos usados por las personas con discapacidades sensoriales.

Un ejemplo de no aplicación son los dispositivos con un único canal de comunicación, como por ejemplo las consolas de los ascensores que sólo indican la planta de parada mediante voz o sólo mediante el número en pantalla, y no de ambas maneras.

PRINCIPIO CINCO: Tolerancia al Error. El diseño debe minimizar los peligros y consecuencias adversas ante acciones accidentales o inintencionadas. Hay que considerar la posibilidad de que las personas usuarias se equivoquen o utilicen el producto para un fin no previsto; este mal uso no ha provocar consecuencias graves.

  • Disponiendo los elementos para minimizar peligros y errores: los elementos más usados, deben ser más accesibles; los elementos peligrosos deben ser eliminados, aislados o blindados.
  • Proporcionando advertencias sobre peligros y errores.
  • Proveyendo salidas e interruptores con características seguras.
  • Desalentando las acciones inconscientes en tareas que requieren vigilancia.
  • Debe preverse un sistema de retroacción, que informe del estado y de la actividad del producto (feed-back).

Un ejemplo puede ser las llaves que funcionan independientemente del lado por el que se introduzcan. Otro ejemplo es la función de “Deshacer” de la mayor parte de los programas informáticos.

PRINCIPIO SEIS: Esfuerzo Físico Bajo. El diseño debe ser usado eficiente y confortablemente con un mínimo de esfuerzo o fatiga.

  • Permitiendo al usuario mantener una posición neutral de su cuerpo.
  • Utilizando fuerzas de accionamiento o funcionamiento razonables.
  • Minimizando las acciones repetitivas.
  • Minimizando los esfuerzos físicos continuados.

Este principio debe aplicarse a la hora de escoger manillas, tiradores, grifos,… buscando que sean fácilmente operables sin gran esfuerzo.

PRINCIPIO SIETE: Tamaño y Espacio para el Acceso y el Uso. Debe proporcionarse el tamaño y espacio apropiados para el acceso, el alcance, la manipulación, y el uso sin importar el tamaño de cuerpo de usuario, su postura, o su movilidad.

  • Proporcionando una línea de visión limpia de los elementos importantes para cualquier usuario ya sea que este sentado o de pie.
  • Permitiendo un alcance cómodo a todos los componentes para cualquier usuario sentado o que este de pie.
  • Que se adapte a variaciones en los agarres para diferentes tamaños de manos.
  • Proveyendo espacio adecuado para dispositivos de ayuda o asistencia personal.

Casos de aplicación de este principio: cabinas telefónicas, aproximación a un mostrador de atención al público,…

 

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